biocarburante

Un biocarburante es un combustible renovable derivado de biomasa que puede sustituir o complementar a los combustibles fósiles en el transporte y, en algunos casos, en la generación de calor o electricidad. Su finalidad es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y diversificar la matriz energética. La sostenibilidad de la cadena de suministro y el método de conversión determinan en gran medida el beneficio ambiental frente a los combustibles fósiles.

Las principales categorías incluyen el bioetanol, el biodiesel, el biogás y los biocombustibles avanzados. El bioetanol se obtiene por fermentación de azúcares o almidones de cultivos como caña de azúcar, maíz o trigo. El biodiesel se fabrica por transesterificación de aceites vegetales o grasas animales. El biogás, principalmente metano, se produce mediante digestión anaeróbica de residuos. Los biocombustibles avanzados abarcan hidrotratado de aceites vegetales (HEFA/HVO), y combustibles generados a partir de gasificación y procesos de síntesis como Fischer-Tropsch.

El proceso de producción varía: fermentación para etanol; transesterificación para biodiesel; digestión anaeróbica para biogás; hidroprocesamiento para HEFA/HVO; gasificación y síntesis para combustibles FT. La evaluación del ciclo de vida y la certificación de sostenibilidad (p. ej., ISCC, RSB) permiten estimar reducciones reales de CO2 y otros impactos, considerando feedstocks y prácticas agrícolas.

Ventajas incluyen reducción de dependencia energética y potenciales reducciones de emisiones. Desventajas: competencia por tierras y agua, cambios de uso de suelo, presión sobre precios de alimentos y efectos sobre biodiversidad. Las políticas públicas, como la Directiva RED II de la Unión Europea y el Renewable Fuel Standard (RFS) de Estados Unidos, fijan metas y criterios de sostenibilidad para los biocarburantes, influyendo en inversión y desarrollo.

En la actualidad los biocarburantes representan una parte relevante de la energía de transporte en varios países. El futuro se orienta hacia biocombustibles avanzados, uso de residuos y algas, y cadenas de suministro más sostenibles para reducir emisiones, evitar conflictos con la alimentación y promover la economía circular.