vitales

Los signos vitales son indicadores básicos de la función fisiológica de una persona y se utilizan para evaluar el estado de salud y la estabilidad clínica. En medicina, los signos vitales típicos incluyen la frecuencia cardíaca (pulso), la frecuencia respiratoria, la temperatura corporal, la presión arterial y la saturación de oxígeno. En algunas prácticas se reconoce el dolor como un quinto signo vital, especialmente en cuidados de enfermería y anestesiología, para valorar el dolor y el malestar subjetivo del paciente.

La frecuencia cardíaca indica el ritmo de los latidos del corazón; la frecuencia respiratoria, el número de respiraciones por minuto; la temperatura corporal, el balance térmico; la presión arterial, la fuerza de la circulación sanguínea; y la saturación de oxígeno, la proporción de hemoglobina cargada de oxígeno. Estas medidas se obtienen mediante monitorización manual o con dispositivos: esfigmomanómetro y estetoscopio para la presión arterial, termómetro para la temperatura, oxímetro de pulso para la SpO2, y monitores multicanal para pacientes hospitalizados; la frecuencia cardíaca y respiratoria pueden estimarse de forma manual o por sensores.

Rangos normales en adultos en reposo suelen ser: frecuencia cardíaca 60-100 latidos por minuto; frecuencia respiratoria 12-20 rpm; presión arterial alrededor de 90/60 a 120/80 mmHg; temperatura corporal aproximadamente 36.5-37.5 °C; SpO2 normalmente ≥95%. Sin embargo, estos valores varían con la edad, la actividad, el embarazo, el estado de salud y fármacos. En niños y recién nacidos los rangos difieren y cambian con la edad.

Las señales vitales son fundamentales para guiar decisiones clínicas, detectar deterioros y evaluar respuestas a intervenciones. Su interpretación requiere considerar el contexto, la historia clínica y posibles errores de medición.