ortostáticas

Las ortostáticas, en un contexto médico, abarcan los cambios fisiológicos, clínicos y diagnósticos asociados con la postura erguida. El término se aplica a respuestas corporales que se desencadenan al pasar de estar acostado a estar de pie, así como a pruebas y síndromes que dependen de la bipedestación.

Fisiología: al ponerse de pie se produce un reborde de sangre en venas de las piernas y el abdomen, lo que reduce temporalmente el retorno venoso y la presión arterial. El cuerpo compensación mediante el reflejo barorreceptor: aumenta la frecuencia cardiaca y produce vasoconstricción para mantener la presión arterial y perfusión cerebral. En personas con alteraciones autonómicas o deshidratación, estas respuestas pueden ser insuficientes.

Condiciones clínicas: la más reconocida es la hipotensión ortostática, definida por una caída de la presión arterial sistólica de al menos 20 mmHg o diastólica de 10 mmHg dentro de tres minutos de ponerse de pie, con posibles mareos o síncope. Otros trastornos relacionados incluyen el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS) y disautonomía, que pueden presentar variaciones en la frecuencia cardiaca o la tolerancia a la bipedestación.

Diagnóstico y evaluación: la práctica clínica suele incluir la medición de signos vitales al acostarse y al ponerse de pie a intervalos (1–3 minutos). Se emplean pruebas ortostáticas y, cuando es necesario, la prueba de mesa inclinada para evaluar la respuesta autonómica ante la bipedestación prolongada.

Tratamiento: depende de la causa e incluye medidas no farmacológicas (incremento de ingesta de sal y líquidos, uso de medias de compresión, ejercicio regular) y, en algunos casos, farmacoterapia (p. ej., agentes simpáticos o moduladores del volumen) para mejorar la tolerancia ortostática.