alcoholes

Los alcoholes son compuestos orgánicos que contienen uno o más grupos hidroxilo (-OH) unidos a una cadena de carbono. El grupo funcional -OH confiere polaridad, capacidad de formar enlaces de hidrógeno y una mayor afinidad por el agua. Se clasifican según la posición del carbono al que está unido el -OH: primarios, secundarios o terciarios. Los fenoles, en los que el grupo -OH está unido a un anillo aromático, se tratan por separado por sus propiedades químicas.

Ejemplos relevantes incluyen metanol (CH3OH), etanol (C2H5OH), propanol, isopropanol y butanol. El etanol es el alcohol más conocido, utilizado como disolvente, en bebidas y como biocombustible; el metanol se usa como disolvente e insumo industrial, pero es tóxico para el consumo humano.

Propiedades: los alcoholes son líquidos que suelen presentar puntos de ebullición altos para su tamaño, poseen buena miscibilidad en agua cuando la cadena es corta y actúan como disolventes polares. Son reactivos versátiles: pueden comportarse como ácidos débiles o nucleófilos en diversas reacciones.

Producción y usos: en la industria, el etanol se obtiene principalmente por fermentación de azúcares y también por síntesis a partir de etileno; el metanol se produce por gasificación de carbón y gas de síntesis. Los alcoholes se emplean como disolventes, materia prima para la síntesis de plásticos, fragancias y productos farmacéuticos, y, en algunos casos, como combustibles (bioetanol, metanol).

Reactividad y seguridad: pueden oxidarse a aldehídos (primarios) o cetonas (segundos), deshidratarse para formar alquenos y esterificarse para formar ésteres. Son inflamables; el metanol es tóxico y debe manejarse con precaución.