vasodilatantes

Los vasodilatantes son fármacos que provocan la dilatación de los vasos sanguíneos, especialmente de las arteriolas, y, en algunas clases, de las venas. Al aumentar el diámetro de los vasos, disminuye la resistencia vascular periférica y, por ende, la presión arterial. También pueden reducir la precarga o la postcarga según el tipo y el tejido afectado. Se utilizan en el tratamiento de la hipertensión, la angina de pecho, ciertas formas de insuficiencia cardíaca y la hipertensión arterial pulmonar, entre otras condiciones.

Mecanismo y clasificación. Los vasodilatantes actúan sobre la musculatura lisa vascular o modulan vías endoteliales y hormonales que regulan el tono vascular. Se agrupan en varias categorías: vasodilatadores directos (por ejemplo, hidralazina, minoxidil, diazóxido) que dilatan principalmente arteriolas; nitratos y donadores de óxido nítrico (nitroglicerina, dinitrato de isosorbida) que tienden a dilatar venas y disminuir la precarga; bloqueadores de canales de calcio (amlodipina, nifedipina; diltiazem, verapamilo) que impiden la entrada de calcio en la músculo liso; inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (ACE) y antagonistas de los receptores de angiotensina II (ejemplos típicos son enalapril y losartán) que producen vasodilatación al reducir la vasoconstricción; además, existen antagonistas de endotélio para PAH (bosentán), inhibidores de PDE-5 (sildenafil, tadalafil) y agonistas de prostaciclina, entre otros.

Efectos adversos y consideraciones. Los vasodilatantes pueden provocar dolor de cabeza, mareo, hipotensión, taquicardia refleja y retención de líquidos. La elección y dosis dependen del cuadro clínico, y muchos fármacos requieren monitorización de la presión arterial, función renal y posibles interacciones (por ejemplo, nitratos con PDE-5 inhibitors; combinaciones que favorezcan hipotensión).