teratogénicos

Los teratogénicos son agentes capaces de interferir con el desarrollo embrionario o fetal, produciendo malformaciones congénitas, anomalías estructurales o disfunción orgánica, e incluso muerte fetal. El riesgo depende de la dosis y del momento de la exposición; la organogénesis es especialmente vulnerable durante la primera mitad del embarazo, aproximadamente entre las semanas 3 y 8 en humanos.

Los teratogénicos pueden clasificarse por su naturaleza: farmacológicos (por ejemplo, talidomida, isotretinoína, valproato), infecciosos (rubéola, toxoplasmosis, citomegalovirus, Zika), químicos ambientales (mercurio, plomo, bifenilos policlorados), radiación y otros factores físicos o maternos como hipertermia o malnutrición. A nivel poblacional, el alcohol y el tabaco son teratogénicos conocidos, asociados a defectos estructurales, síndrome de crecimiento retardado y otros efectos neurodesarrollistas.

Los mecanismos de daño teratogénico son diversos y pueden incluir interrupciones en la proliferación celular, migración o diferenciación; efectos sobre la señalización de desarrollo; inducción de apoptosis o daño del ADN; y alteraciones epigenéticas. La presencia de una ventana de susceptibilidad y la magnitud de la dosis determinan el tipo y la severidad de las lesiones.

La prevención se centra en evitar exposiciones peligrosas durante el embarazo y en la atención prenatal: vacunación adecuada (p. ej., contra la rubéola), asesoramiento y revisión de medicamentos, planificación familiar y uso de tratamientos compatibles con la gestación cuando sea necesario. En investigación, se evalúan teratogenicidad mediante datos epidemiológicos y estudios en modelos animales y celulares.