ototoxicidad

La ototoxicidad es una condición causada por determinadas sustancias, principalmente fármacos, que provocan daño al oído interno (cochlea) y/o al nervio vestibulococlear. El daño suele manifestarse como pérdida de audición neurosensorial, tinnitus y, en algunos casos, vértigo o desequilibrio. La afectación puede ser progresiva y, en ciertos escenarios, reversible si se identifica y se interrumpe la exposición a tiempo.

Los mecanismos implicados incluyen daño a las células ciliadas externas de la cóclea, generación de especies reactivas de oxígeno, disfunción mitocondrial y activación de procesos de apoptosis. El daño suele ser dosis-dependiente y puede verse influido por la edad, la función renal y la exposición concomitante a otros ototóxicos o al ruido.

Entre los fármacos y sustancias asociados se encuentran los aminoglucósidos (por ejemplo, gentamicina, amikacina), los platinos como cisplatino y carboplatino, los diuréticos de asa (furosemida, bumetanida), los salicilatos en dosis altas, y la vancomicina. La ototoxicidad puede presentarse de forma bilateral y gradual, y puede coexistir con daño vestibular.

Diagnóstico y monitorización implican audiometría regular (frecuencias altas en etapas tempranas), pruebas de respuesta otoacústica y evaluación vestibular. La vigilancia durante el tratamiento y la revisión de la necesidad del fármaco son fundamentales, con ajuste de dosis, alternativas terapéuticas y manejo de factores de riesgo como la función renal y la exposición a otros ototóxicos.

El pronóstico varía según la sustancia, la dosis y la rapidez de la intervención. En general, la detección precoz y la retirada del agente ototóxico mejoran las posibilidades de conservación de la audición.