quemarse

Quemarse es un verbo pronominal del español que describe la acción de sufrir una quemadura. Su sentido básico es físico: entrar en contacto con calor, fuego, chispas, líquidos calientes o radiación y causar daño en la piel u otros tejidos. El uso reflexivo se expresa con pronombres: me quemé la mano, se quemó la cara. También puede referirse a quemaduras por la radiación solar (quemadura solar) o por sustancias químicas.

Además, quemarse se emplea de forma figurada para indicar agotamiento extremo, desgaste o desilusión por una actividad prolongada: me he quemado trabajando; en este sentido puede decirse que alguien está “quemado” o “se quemó” de una tarea. Existen expresiones idiomáticas asociadas, como “quemarse las pestañas” para indicar estudio intenso o esfuerzo extremo.

La quemadura, como sustantivo relacionado, es la lesión resultante y se clasifica por grados según la profundidad: primer grado (daño en la epidermis), segundo grado (daño en la dermis superficial) y tercer grado (daño profundo que puede afectar capas más internas). Las quemaduras pueden variar de leves a graves y requieren atención médica especialmente si cubren una gran área, son muy dolorosas, afectando cara, manos, genitales, o si aparecen signos de infección.

Primeros auxilios: para una quemadura leve, enjuague la zona con agua fría corriente durante 10–15 minutos para aliviar el dolor; evite hielo directo y no aplique aceites ni ungüentos sin indicación médica. Retire ropa o anillos solo si no están adheridos a la piel; cubra con un apósito limpio. Busque atención médica si la quemadura es extensa, profunda o hay dudas sobre su manejo.