pasivos

Los pasivos son las obligaciones presentes de una entidad derivadas de hechos pasados que implican una salida de recursos para su cancelación. En el balance general, los pasivos se sitúan junto al patrimonio neto y a los activos, y reflejan deudas y otras obligaciones de pago futuras.

Se clasifican en pasivos corrientes (de corto plazo) y no corrientes (de largo plazo). Los pasivos corrientes se liquidan dentro del ciclo operativo normal de la empresa o dentro de un año, mientras que los no corrientes se pagan en plazos superiores a un año.

Entre los pasivos típicos se encuentran las cuentas por pagar, préstamos y deudas, intereses por pagar, impuestos por pagar, salarios y prestaciones pendientes, ingresos diferidos y arrendamientos por pagar. También pueden incluir obligaciones derivadas de instrumentos financieros.

El reconocimiento de un pasivo implica que exista una obligación presente proveniente de un hecho pasado y que su cumplimiento requerirá una salida de recursos, cuya magnitud pueda estimarse de forma fiable. La medición suele realizarse por el importe esperado de liquidación, y, para instrumentos financieros, puede hablarse de costo amortizado o valor razonable según la normativa contable aplicable.

Los pasivos son fundamentales para el análisis de liquidez y apalancamiento, ya que indican cuánto debe la empresa y cuándo podría requerirse efectivo. Se diferencian de los gastos, que afectan el resultado del periodo, mientras que los pasivos representan obligaciones de pago que se mantienen en el balance a lo largo del tiempo. En contabilidad, las normas aplicables (por ejemplo, NIIF/IFRS o principios de contabilidad relevantes) regulan su reconocimiento y medición.