pasivación

La pasivación es un proceso mediante el cual la superficie de ciertos metales, especialmente aceros inoxidables, aluminio, titanio y algunas aleaciones de níquel, desarrolla una película delgada y estable de óxido que reduce su reactividad frente al medio ambiente y protege contra la corrosión. Esta película pasiva impide, o ralentiza significativamente, el flujo de electrones y de iones entre el metal y el entorno. En la mayoría de los metales, la capa es continua y de espesor nanométrico; cuando está intacta, el metal presenta alta resistencia a la corrosión. Si la capa se daña, puede repararse localmente por autoensamblaje de óxidos, pero en condiciones adversas la corrosión localizada puede ocurrir.

Existen varios enfoques para generar o mantener la pasivación. La pasivación química utiliza soluciones ácidas para eliminar impurezas y promover la formación de la capa pasiva; en aceros inoxidables se busca favorecer la formación de óxido de cromo (Cr2O3). La pasivación electroquímica aplica un potencial controlado para desarrollar o regenerar la capa pasiva. En algunos casos se emplea también la pasivación térmica para ciertas aleaciones a altas temperaturas.

Factores como la composición de la aleación (contenido de Cr, Ni, Mo), el estado de la superficie, la temperatura, el pH y la presencia de cloruros influyen en la estabilidad de la capa. Condiciones agresivas pueden perforarla, originando corrosión por picado. La pasivación es particularmente importante en industrias como la alimentaria, médica, aeronáutica y petroquímica, donde la resistencia a la corrosión y la facilidad de limpieza son críticas.

La evaluación de la pasividad se realiza mediante pruebas electroquímicas y normas técnicas que establecen métodos de verificación de la capa, así como de limpieza y tratamiento de superficies. En la práctica industrial se utilizan estándares que especifican procedimientos de passivación para aceros inoxidables y otros metales, como guías de limpieza, desengrase y generación de la capa pasiva.