ladrillo

El ladrillo es un bloque de mampostería utilizado principalmente en la construcción de muros y elementos estructurales. La mayor parte de los ladrillos son cerámicos, elaborados a partir de arcilla y otros aditivos y cocidos en horno. También existen ladrillos de hormigón, fabricados con cemento, agregados y agua, que se moldean y endurecen.

Los ladrillos cerámicos pueden ser macizos o huecos. Los huecos reducen el peso, mejoran el aislamiento térmico y acústico y permiten pasar tuberías o colocar refuerzos. Los ladrillos refractarios resisten altas temperaturas. La resistencia, la absorción de agua y la durabilidad varían según el tipo y el proceso de fabricación.

Producción: la arcilla se mezcla, se amasa, se moldea o extruye, se deja secar y se cuece a altas temperaturas en hornos industriales. En algunos sistemas se utilizan procesos de secado por aire o por calor; la calidad depende de la materia prima, el control de humedad y la cocción, que producen formas estandarizadas y consistentes.

Usos: se emplean para levantar muros, tabiques, fachadas y otros elementos estructurales; en la arquitectura contemporánea se complementan con mortero, revoque y recubrimientos. Los ladrillos huecos permiten cavidades para instalaciones y mejor aislamiento.

Historia: el uso de ladrillos cocidos se documenta en civilizaciones de Mesopotamia, Egipto y el Valle del Indo, y se difundió a muchas regiones del mundo, evolucionando con los avances tecnológicos y normativas modernas.

Normativa: las dimensiones, la resistencia y las tolerancias varían por región. Existen normas técnicas y códigos de construcción que rigen ensayos de compresión, absorción de agua y durabilidad.