secado

El secado es un proceso de eliminación de humedad de un material, mediante evaporación o sublimación, con el fin de reducir la actividad de agua y prolongar la vida útil, facilitar el manejo o permitir procesos posteriores. En algunos contextos se distingue del término deshidratación, que puede referirse a la reducción de agua en un contexto general.

Los factores que influyen incluyen la temperatura del calor aplicado, la humedad relativa del ambiente, la velocidad del aire, la superficie expuesta y las propiedades del material (dureza, porosidad, contenido de grasa, tamaño de partículas, sensibilidad al calor).

Los métodos se clasifican en dos grandes grupos: secado natural y secado mecánico. El secado natural utiliza condiciones ambientales y, a veces, la exposición al sol. El secado mecánico emplea equipos que circulan aire caliente, por ejemplo, secado por convección; otros métodos incluyen secado por congelación y sublimación (liofilización), secado por pulverización, secado al vacío, microondas y secado por infrarrojo o tambor.

La calidad del secado se evalúa midiendo el contenido de humedad o la actividad de agua, y se busca evitar rehidratación, aglomeración o daños en el producto. El secado eficiente implica un balance entre consumo energético y preservación de calidad.

Usos: en la alimentación para frutas, hortalizas y carnes; en farmacéutica y biotecnología; en madera y materiales de construcción; en textiles y cerámica. Ventajas: mayor estabilidad, menor peso y volumen, facilidad de transporte. Desafíos: demanda de energía, costos y posible deterioro de propiedades sensoriales.