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gammagrafía

La gammagrafía es una técnica de la medicina nuclear que utiliza radiotrazadores emisores de radiación gamma para obtener imágenes funcionales de órganos y procesos patológicos. Tras la administración del radiotrazador, este se distribuye en el cuerpo de forma característica según el órgano o sistema de interés, y los fotones gamma emitidos son detectados por una cámara gamma colocada alrededor del paciente. Las imágenes pueden ser planas o, mediante SPECT (tomografía computarizada por emisión de fotón único), reconstruidas en tres dimensiones para mejorar la localización de las anomalías.

Los radiotrazadores emplean isótopos como technetio-99m (99mTc) e I-123/I-131, y pueden formar compuestos que se acumulan

El procedimiento habitual implica la administración intravenosa (o, en algunos casos, oral o inhalada) del radiotrazador,

Las ventajas incluyen alta sensibilidad y uso de radiación relativamente baja, con la posibilidad de evaluaciones

en
diferentes
tejidos.
Por
ejemplo,
99mTc-diphosphonatos
para
hueso,
99mTc-MAG3
o
99mTc-DTPA
para
función
renal,
99mTc-sestamibi
o
99mTc-tetrofosmina
para
perfusión
cardíaca,
y
99mTc-sulfur
colloid
para
hígado
y
bazo.
I-123
o
I-131
se
utilizan
para
la
tiroides.
Existen
radiotrazadores
específicos
para
hígado,
pulmones
y
cerebro,
entre
otros.
seguido
de
un
periodo
de
distribución
y
la
adquisición
de
imágenes.
La
gammagrafía
es
sensible
para
detectar
diferencias
funcionales
y
se
utiliza
en
oncología,
cardiología,
nefrología,
hepatología
y
diagnóstico
de
infecciones
o
inflamaciones,
así
como
para
mapeo
de
ganglios
linfáticos
y
evaluación
respiratoria
(V/Q).
funcionales
repetidas.
Sus
limitaciones
son
la
resolución
espacial
inferior
a
la
de
la
imagen
estructural,
variabilidad
de
la
biodistribución
y
la
necesidad
de
manejar
radiación
con
medidas
de
seguridad
adecuadas;
existen
precauciones
en
embarazo
y
lactancia.