Posoperatorios

Posoperatorios se refiere al periodo que sigue a una intervención quirúrgica, desde el final de la anestesia hasta la recuperación completa o la alta del paciente. En la práctica clínica suele dividirse en fases: inmediato (unidad de cuidados posoperatorios), temprano (primeros días) y tardío (convalecencia). Su objetivo es asegurar la estabilidad vital, controlar el dolor, prevenir complicaciones y facilitar la recuperación funcional.

Durante el posoperatorio se realiza monitorización de signos vitales, función respiratoria y hemodinámica, control del dolor, evaluación de la herida, balance hídrico y diuresis, y, cuando corresponde, pruebas de laboratorio. Se evalúa el estado de conciencia y la adecuación de los sistemas orgánicos, con ajustes terapéuticos según el riesgo y el procedimiento realizado.

Las complicaciones más frecuentes incluyen problemas respiratorios (atelectasia, neumonía), cardiovasculares (hipotensión, arritmias), sangrado o hematoma, infección de la herida y dehiscencia, tromboembolismo venoso, desequilibrios electrolíticos y náuseas o vómitos. También pueden presentarse delirium en mayores. Su manejo requiere soporte, analgesia adecuada, movilización temprana, prevención de infecciones y, cuando corresponde, tratamiento específico.

La atención suele iniciarse en la sala de recuperación, con monitorización continua y posterior traslado a una unidad de hospitalización o alta para cirugía ambulatoria. En procedimientos ambulatorios, la meta es el alta en pocas horas, acompañada de instrucciones de cuidado en casa y signos de alarma. La rehabilitación, nutrición adecuada y educación del paciente son componentes clave para una recuperación óptima.

La planificación posoperatoria debe incluir manejo del dolor, prevención de complicaciones, manejo de comorbilidades y seguimiento médico. La comunicación entre equipos quirúrgico, anestésico y de cuidados es esencial para una transición segura entre fases.