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Autopresentación

Autopresentación, o auto-presentación, es el conjunto de acciones y estrategias mediante las cuales una persona intenta influir en la impresión que otros se forman de ella. Puede ser deliberada o involuntaria y abarca elementos visibles, como la apariencia y la expresión corporal, y elementos verbales, como el tono y el contenido de la conversación. Su objetivo es encajar en un contexto social o profesional y obtener respuestas favorables.

En la sociología y la psicología social, la autopresentación se sitúa dentro de la gestión de impresiones.

Con la expansión de Internet y las redes sociales, la autopresentación se extiende a perfiles en línea

Estrategias habituales incluyen vestir y presentarse de forma adecuada al contexto; usar un lenguaje claro y

Las normas culturales influyen en qué se considera una autopresentación adecuada y pueden variar entre culturas.

Erving
Goffman
la
describe
como
una
actividad
en
la
que
la
persona
presenta
una
“cara”
ante
un
público,
gestionando
información
para
influir
en
su
evaluación.
Existen
escenarios
de
actuación,
o
front
stage,
y
momentos
privados,
o
back
stage,
que
modulan
la
conducta
según
el
contexto
y
las
expectativas
del
auditorio.
y
contenidos
compartidos.
Las
personas
seleccionan
qué
logros,
opiniones
y
rasgos
exponer,
y
cómo
presentarlos,
para
construir
una
imagen
pública
coherente
con
sus
metas
personales
o
profesionales.
En
entornos
laborales
y
educativos,
la
autopresentación
también
funciona
como
una
forma
de
branding
personal.
consistente;
gestionar
señales
no
verbales;
realizar
la
autopresentación
de
forma
coherente
y
auténtica;
decidir
qué
información
revelar
y
con
qué
grado
de
detalle;
y
utilizar
narrativas
que
orienten
la
interpretación
de
la
identidad.
Entre
sus
riesgos
figura
la
desproporción
entre
la
imagen
proyectada
y
la
realidad,
la
pérdida
de
autenticidad
o
la
exposición
de
información
sensible.
En
contextos
profesionales,
una
autopresentación
veraz
y
bien
fundamentada
facilita
la
confianza
y
la
credibilidad.