semirrígidos

Los semirrígidos son materiales o estructuras que exhiben un nivel intermedio de rigidez, entre lo rígido y lo flexible. Esta característica permite cierta resistencia a deformaciones manteniendo al mismo tiempo una capacidad de adaptación ante cargas variables, lo que puede traducirse en una combinación de soporte mecánico y absorción de energía.

En general presentan comportamiento viscoelástico: la rigidez puede variar con la temperatura, la velocidad de carga y el tiempo, y pueden mostrar relajación de esfuerzos y fluencia. Su estructura puede combinar componentes que aportan rigidez con otros que ofrecen ductilidad, amortiguación o ligereza, como capas duras junto con sustratos o poros que reducen el peso.

Ejemplos de semirrígidos incluyen ciertos plásticos termoplásticos reforzados, espumas estructurales, composites con núcleo ligero, geles y elastómeros con distintos grados de reticulación, y productos de embalaje semi-rígido. También se emplean en aplicaciones donde se necesita un equilibrio entre rigidez y capacidad de deformación controlada.

Se pueden fabricar o adaptar para obtener la rigidez deseada mediante control de formulación (resinas, rellenos, espesor), procesos de conformado (inyección, laminación, espumado) y tratamientos superficiales. En diseño, el objetivo es combinar facilidad de fabricación, absorción de impactos y soporte mecánico.

Aplicaciones típicas incluyen envases semi-rígidos, componentes interiores automotrices, equipamiento de protección, estuches y carcasas para electrónica, y paneles ligeros en construcción. Los diseños deben considerar envejecimiento, creep, temperatura ambiental y humedad, que pueden alterar la rigidez a lo largo del tiempo. Ventajas: menor peso y buena absorción de impactos frente a materiales completamente rígidos; desventajas: sensibilidad a envejecimiento y cambios de rigidez con condiciones ambientales.