miocardio

El miocardio es la capa muscular del corazón, situada entre el endocardio (interno) y el pericardio (externo). Está compuesto principalmente por cardiomiocitos, células especializadas que se organizan en haces y se conectan entre sí mediante discos intercalares, permitiendo la contracción coordinada necesaria para bombear la sangre.

Su función es propulsar la sangre hacia la circulación mediante contracciones rítmicas e involuntarias. La contracción del miocardio está sujeta a un sistema de conducción intrínseco que coordina el latido, incluyendo el nódulo sinoauricular y el nódulo auriculoventricular, con redes de fibras de Purkinje que aseguran la propagación rápida del impulso.

La irrigación del miocardio la proporcionan las arterias coronarias, principalmente las ramas de la aorta: la coronaria derecha y la coronaria izquierda (que se divide en ramas como la anterior descendente). La perfusión se favorece durante la diástole, cuando las arterias coronarias se filling.

Histológicamente, los cardiomiocitos presentan alto porcentaje de mitocondrias y un citoplasma con sarcómeros visibles. Los discos intercalares permiten la unión mecánica y eléctrica entre células, facilitando la contracción sincronizada.

En desarrollo, el miocardio surge del mesodermo cardiogénico. La capacidad de regeneración posnatal de los cardiomiocitos es limitada; ante lesiones, el tejido se reemplaza progresivamente por cicatriz fibrosa, afectando la función.

Las enfermedades que afectan al miocardio incluyen infarto de miocardio, miocarditis y distintas cardiomiopatías (dilatada, hipertrofia, restrictiva), que pueden comprometer la capacidad de bombeo y provocar síntomas como dolor torácico, disnea y fatiga.