hipóxia

La hipóxia es una condición clínica caracterizada por una inadecuada disponibilidad de oxígeno para los tejidos del cuerpo. Se la distingue de la hipoxemia, que es la baja de oxígeno en la sangre arterial, y de la hipoxia tisular, que describe una insuficiente oxigenación a nivel de los tejidos.

La hipóxia puede ser causada por factores respiratorios, circulatorios, tóxicos o hemáticos, y se suele clasificar en varias categorías. La hipoxemia (hipoxemia) surge cuando la oxigenación de la sangre es deficiente, por ejemplo por enfermedades respiratorias, altitud, o disfunción de la difusión. La hipoxia estagnante o circulatoria resulta de un flujo sanguíneo inadecuado (insuficiencia cardíaca, shock). La hipoxia histotóxica se produce cuando las células no pueden usar el oxígeno disponible, como en la intoxicación por cianuro. La hipoxia anémica ocurre cuando la capacidad de transporte de oxígeno está reducida (anemia, metahemoglobinemia).

Los síntomas varían según la severidad y la causalidad e incluyen dificultad respiratoria, fatiga, dolor de cabeza, confusión, taquicardia, taquipnea y, en casos graves, cianosis y pérdida de conciencia.

El diagnóstico se realiza con oxímetro de pulso y gasometría arterial para medir saturación de oxígeno y PaO2, y para identificar la causa subyacente. El tratamiento se orienta a corregir la causa y a mantener la oxigenación: oxígeno suplementario, ventilación mecánica cuando sea necesario, tratamiento de intoxicaciones (por ejemplo, oxígeno al 100% y, en CO, oxígeno hiperbárico), transfusión sanguínea para anemia severa.

Prevención: evitar exposiciones peligrosas, tratar tempranamente condiciones pulmonares, adaptar la altitud de viaje, y en pacientes vulnerables utilizar oxígeno suplementario según indicación médica.