cerebromáquinas

Las cerebromáquinas, o interfaces cerebro-máquina, son sistemas que permiten la comunicación directa entre el cerebro y dispositivos externos. Su objetivo es traducir la actividad neuronal en comandos que controlan máquinas y, en sentido inverso, proporcionar retroalimentación sensorial al cerebro para mejorar el control y la experiencia del usuario.

Existen enfoques invasivos y no invasivos. Los enfoques no invasivos, como la electroencefalografía (EEG), registran la actividad eléctrica desde el cuero cabelludo. Los invasivos emplean electrodos implantados en el cortex o en la corteza, para obtener señales más precisas. Las interfaces pueden ser bidireccionales, mediante lectura de señales y estimulación eléctrica de vías sensoriales para generar percepción, lo que facilita un circuito de control y retroalimentación.

Aplicaciones principales incluyen asistencia a personas con parálisis o lesiones de la médula espinal, control de prótesis y dispositivos de comunicación para personas con síndrome de enclaustramiento. También se exploran usos en rehabilitación motora, interfaces para robótica y tecnologías de augmentación, con metas clínicas y experimentales que van desde la restitución de movilidad hasta la mejora de la interacción humano-maquina.

Historia y estado actual: los primeros experimentos se remontan a décadas atrás con controles de computadora mediante señales cerebrales. En las últimas dos décadas han surgido prototipos clínicos y ensayos en humanos, con avances en resolución, velocidad y seguridad, aunque la adopción generalizada aún está en desarrollo.

Desafíos éticos y de seguridad: privacidad de pensamientos, autonomía del usuario, riesgos de infección o daño neural, y costos de tecnología. El marco regulatorio y las consideraciones sociales, como el acceso equitativo y la protección de datos, son parte integral del desarrollo de las cerebromáquinas.