Pirita

La pirita es un mineral sulfuro de hierro cuyas siglas químicas son FeS2. Es uno de los minerales más comunes y conocidos por su color bronce dorado y su brillo metálico, lo que le ha merecido el apodo popular de oro de los tontos (fools’ gold). Aunque su apariencia recuerda al oro, la pirita es más dura y menos maleable.

Propiedades. La pirita presenta un color bronce dorado característico, brillo metálico y opacidad. Su dureza en la escala de Mohs es de 6 a 6,5. Su raya es verde-oliva o pardo-negruzca. Es cristalina en sistema isométrico y suele formarse en cubos, pyritohedras u otros hábitos cúbicos; carece de exfoliación y tiene fractura irregular o conchoidal. Su gravedad específica ronda 4,9–5,2. Es relativamente estable en ambientes normales, aunque se oxida con el tiempo cuando se expone al aire y al agua.

Ocurrencia y formación. La pirita se encuentra en una amplia variedad de entornos geológicos: vetas hidrotermales, rocas sedimentarias (incluidas lutitas con pirita nodular) y rocas metamórficas. A menudo aparece asociada a otros sulfuros como marcasita, pirita y calcopirita, así como a cuarzo y otros minerales. Es común en yacimientos de todo el mundo y puede formarse por precipitación química o por reemplazo en fluidos hidrotermales.

Usos y significancia. La pirita es una fuente de azufre y, en menor medida, de hierro. Históricamente se ha utilizado para obtener azufre y, mediante su tostación, producir dióxido de azufre para la fabricación de ácido sulfúrico. También se valora como mineral de colección y se emplea a veces en joyería ornamental, a pesar de su tendencia a rayarse y ennegrecerse con el tiempo.

Notas de interés. El desgaste y la oxidación de la pirita pueden generar drenaje ácidico en zonas de minería, liberando ácido sulfúrico y metales disueltos. Su nombre deriva del griego pyr, “fuego”, por su capacidad de encenderse al golpearla.