Desmielinizantes

Desmielinizantes son sustancias, condiciones o procesos que provocan la pérdida o daño de la vaina de mielina que rodea los axones en el sistema nervioso central y, en menor medida, en el sistema nervioso periférico. La desmielinización interrumpe la conducción de los impulsos nerviosos y puede generar discapacidad sensorial, motora o cognitiva, dependiendo de la localización de las lesiones.

Los desmielinizantes pueden clasificarse por su mecanismo: autoinmune, en el que el sistema inmunitario ataca la mielina u oligodendrocitos; y tóxico o metabólico, que dañan directamente la mielina o las células que la sintetizan, a menudo por exposición a sustancias, deficiencias nutricionales o fármacos. También pueden derivar de procesos inflamatorios o infecciosos que desencadenan daño a la mielina.

En humanos, la desmielinización es característica de trastornos como la esclerosis múltiple, la encefalomielitis diseminada y la neuritis óptica, así como condiciones asociadas a deficiencias vitamínicas o metabólicas que afectan la mielinización. La exposición a ciertos solventes, metales pesados y tratamientos farmacológicos también se ha relacionado con desmielinización en contextos toxicológicos. En investigación biomédica, los desmielinizantes se utilizan para inducir demielinación en modelos animales para estudiar patogénesis y reparación de la mielina.

Entre los modelos experimentales destacan la inducción de demielinación con cuprizone y con lisolecitina, que permiten estudiar procesos de remielinización y plasticidad neural. El diagnóstico se apoya en la clínica, la resonancia magnética y pruebas de laboratorio para descartar otros procesos; el tratamiento se orienta a la etiología subyacente, a disminuir la progresión de la desmielinización y a promover la remielinización y la rehabilitación.