secreciones

Las secreciones son sustancias liberadas por células o glándulas hacia un conducto, una cavidad corporal o directamente al exterior. Se distinguen, en función de su destino, entre secreciones exocrinas, que se vierten en conductos hacia superficies externas o lumina, y secreciones endocrinas, que se liberan al torrente sanguíneo para actuar a distancia. Las secreciones pueden ser líquidas, semilíquidas o viscoelásticas.

Entre las secreciones exocrinas se incluyen la saliva, las lágrimas, el sudor, el moco y los jugos digestivos (gastrina, bilis, jugos pancreáticos) así como la leche. El moco lubrica y protege las mucosas; las enzimas digestivas, como la amilasa y la pepsina, facilitan la digestión; la bilis emulsiona grasas. Las secreciones salivales, lagrimales o sudoríparas cumplen funciones de lubricación, protección y termorregulación.

La producción y liberación de secreciones está regulada por el sistema nervioso autónomo, hormonas y estímulos químicos. Sus funciones abarcan la lubricación de superficies, la digestión y absorción de nutrientes, la protección mucosa, el mantenimiento de la homeostasis del pH y la defensa antimicrobiana. En organismos humanos, las secreciones endocrinas, como la insulina, actúan sin conductos y ejercen efectos sistémicos.

Las alteraciones en la secreción pueden conducir a hipersecreción o hiposecreción, con consecuencias clínicas. Ejemplos: hipersecreción nasal en rinitis; sequedad bucal por disminución de saliva; alteraciones de secreciones pulmonares en fibrosis quística; disminución de secreciones lacrimales y salivales en el síndrome de Sjögren. El análisis de secreciones (composición, viscosidad, concentración enzimática) es útil en diagnóstico e investigación clínica.