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nefrotóxicos

Nefrotóxicos son sustancias capaces de dañar el riñón o alterar su función. Pueden ser fármacos, sustancias químicas, metales pesados o toxinas ambientales. La lesión renal inducida por nefrotóxicos puede ser aguda o crónica y generalmente depende de la dosis, la duración de la exposición y la susceptibilidad del paciente. Los mecanismos incluyen toxicidad directa a los túbulos renales, alteraciones hemodinámicas, reacciones inmunológicas, cristalización y daño vascular.

Entre los nefrotóxicos más comunes se encuentran fármacos como aminoglucósidos, vancomicina, amphotericina B, analgésicos y antiinflamatorios

La presentación varía desde una disminución de la diuresis y edema hasta alteraciones electrolíticas y acidosis.

El tratamiento consiste en retirar la sustancia nefrotóxica, corregir déficits hidroelectrolíticos, mantener la perfusión renal y

no
esteroideos,
así
como
fármacos
quimioterápicos
como
cisplatino.
También
hay
sustancias
no
farmacológicas,
como
medio
de
contraste,
metales
pesados
(plomo,
mercurio,
arsénico),
solventes
(etilenglicol,
tolueno)
y
algunas
hierbas
o
preparaciones
tradicionales.
La
exposición
puede
ser
iatrogénica,
ocupacional
o
ambiental,
y
la
susceptibilidad
individual
(por
ejemplo,
edad
avanzada,
enfermedad
renal
previa)
puede
influir
en
la
severidad.
En
la
orina
pueden
verse
proteinuria,
hematuria
y
cilindros
tubulares.
El
diagnóstico
se
apoya
en
la
historia
de
exposición,
cambios
en
la
función
renal
(creatinina
y
BUN)
y
pruebas
de
imagen
o
biopsia
cuando
persisten
dudas
o
la
lesión
es
severa.
ajustar
o
suspender
fármacos.
En
casos
graves
puede
requerirse
diálisis.
La
prevención
incluye
dosis
adecuadas,
hidratación
y
monitorización
de
la
función
renal
en
pacientes
expuestos,
especialmente
si
hay
enfermedad
renal
previa.