laparoscopio

El laparoscopio es un instrumento quirúrgico utilizado en la cirugía mínimamente invasiva para visualizar el interior de la cavidad abdominal y pélvica mediante incisiones pequeñas. En una cirugía laparoscópica, se crea un neumoperitoneo mediante insuflación de dióxido de carbono para separar las superficies y aumentar el espacio de trabajo. El laparoscopio consiste en un tubo estrecho con una óptica y una fuente de luz, cuyos movimientos se observan en un monitor. Muchos modelos incorporan canales para instrumentos quirúrgicos.

El equipo típico incluye el laparoscopio, una o varias cámaras, un sistema de iluminación, trocars para el acceso, una fuente de energía y un sistema de insuflación. La imagen se transmite en tiempo real a la pantalla, y los cirujanos utilizan esos visuales junto con los instrumentos insertados a través de puertos para realizar la intervención.

Las intervenciones pueden ser diagnósticas o terapéuticas. Las intervenciones más comunes son colecistectomía, apendicectomía, histerectomía, miomectomía y ovariectomía, herniorrafia y resección intestinal. También se aplica en cirugía oncológica, urológica y reconstructiva. La laparoscopia suele facilitar una recuperación más rápida y menos dolor que la cirugía abierta.

Entre sus ventajas destacan incisiones más pequeñas, menor dolor posoperatorio, estancias hospitalarias más breves y menor tasa de infecciones. Sus limitaciones incluyen la posibilidad de lesiones a órganos, sangrado, complicaciones de la insuflación y la necesidad de convertir a cirugía abierta cuando la visión o el acceso resultan difíciles. No es adecuada para todos los pacientes y requiere entrenamiento especializado.

Históricamente, la laparoscopia surgió como técnica diagnóstica a principios del siglo XX y se consolidó en la década de 1980 como método quirúrgico de elección en diversas especialidades. Su uso exige formación teórica y práctica, simuladores y experiencia supervisada para garantizar la seguridad del procedimiento.