botulismo

El botulismo es una enfermedad neuromuscular potencialmente grave causada por toxinas producidas por bacterias del género Clostridium, principalmente Clostridium botulinum. En humanos, las toxinas A, B y E son las más comunes; la toxina F también puede causar enfermedad. Las toxinas son neurotóxicas y afectan la transmisión de impulsos nerviosos.

Se manifiesta en varias formas clínicas. El botulismo alimentario resulta de la ingesta de alimentos contaminados con toxina preformada; el infantil se produce por colonización intestinal en lactantes, que generan la toxina in situ; el botulismo por heridas se debe a la infección de una herida con producción de toxina. El botulismo inhalado es raro y se asocia a exposiciones especializadas. Los síntomas suelen incluir visión doble, ptosis, dificultad para tragar y hablar, boca seca, estreñimiento y debilidad muscular progresiva que desciende de forma simétrica, pudiendo progresar a la parálisis respiratoria.

El diagnóstico se basa en la clínica y se confirma mediante la detección de la toxina o del microorganismo en muestras de sangre, heces o alimentos, utilizando métodos inmunoquímicos o de espectrometría. El tratamiento requiere atención de soporte, con ventilación si se precisa. Se administra antitoxina para neutralizar la toxina circulante; la desbridación es necesaria en casos de heridas. En botulismo alimentario, los antibióticos no son de rutina; en la forma infantil se emplean medidas de soporte y, cuando corresponde, antitoxina.

La prevención se centra en prácticas adecuadas de conservación de alimentos, evitar enlatados defectuosos y no suministrar miel a niños menores de un año. No existe una vacuna disponible para el botulismo humano.