Nebulizadores

Un nebulizador es un dispositivo médico que transforma un medicamento líquido en una niebla fina para inhalación, con lo que el fármaco llega directamente a las vías respiratorias. Se utiliza principalmente en enfermedades respiratorias como asma, EPOC, bronquitis, fibrosis quística y ciertas infecciones pulmonares, especialmente cuando el uso de inhaladores no es práctico o suficiente.

Funcionamiento: el medicamento se coloca en una cámara o copa y el dispositivo genera una aerosolina que el paciente inhala por una boquilla o una máscara. El tamaño de partícula típico es de 1 a 5 micras, lo que facilita que el medicamento alcance los bronquios inferiores. Los nebulizadores pueden funcionar con aire comprimido, ultrasonidos o una malla vibratoria, cada uno con sus propias características de uso y costo.

Tipos: los nebulizadores de compresor utilizan un flujo de aire para atomizar el líquido; los ultrasónicos emplean vibraciones para generar la niebla; los nebulizadores de malla o membrana crean el aerosol al pasar el medicamento por una malla vibratoria. Todos requieren componentes como copa para el medicamento, tubería y un dispositivo de inhalación (boquilla o máscara).

Ventajas y limitaciones: permiten una entrega sostenida y eficaz del fármaco, son útiles para niños y pacientes con dificultad para usar inhaladores, y permiten administrar dosis variables. Sus desventajas incluyen tiempos de tratamiento más largos (9–15 minutos), mayor necesidad de limpieza y mantenimiento, costo y riesgo de contaminación si no se higienizan adecuadamente.

Seguridad y mantenimiento: limpiar las piezas según las indicaciones del fabricante tras cada uso, dejar secar al aire, y no compartir dispositivos entre pacientes para evitar infecciones. Mantener el equipo fuera de la humedad y reemplazar piezas desgastadas o vencidas. Seguir siempre la dosis y la pauta médica indicada.