Espirometria

La espirometría es una prueba de función pulmonar que mide el volumen y la velocidad del aire que una persona inspira y espira. Se realiza con un espirómetro al que el paciente sopla por una boquilla con los labios bien sellados; la nariz suele permanecer cerrada. La prueba es no invasiva y suele hacerse en consulta, a veces junto con una prueba de reversibilidad para evaluar la respuesta a broncodilatadores.

Los parámetros clave son el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) y la capacidad vital forzada (FVC). También se evalúa la relación FEV1/FVC, que ayuda a distinguir entre ventilación obstructiva y restrictiva. Otros flujos de aire, como el PEF (pico de flujo espiratorio) y, en algunos casos, FEF25-75, pueden emplearse para obtener un perfil más detallado de la función de las vías respiratorias.

Interpretación: los resultados se comparan con valores predichos según edad, sexo, talla y etnia. Una reducción de FEV1 y de la relación FEV1/FVC suele indicar obstrucción, típica de asma o EPOC. Una reducción de FVC con FEV1 proporcional puede sugerir restricción. La prueba de reversibilidad, que implica repetir la espirometría después de administrar broncodilatadores, ayuda a diferenciar asma (mejora significativa) de otros trastornos.

Indications y usos: se emplea para diagnóstico y evaluación de enfermedades pulmonares obstructivas o restrictivas, monitorización de tratamientos (especialmente en asma y EPOC), evaluación preoperatoria y seguimiento de progresión o respuesta terapéutica. Preparación y limitaciones: la prueba requiere cooperación del paciente y puede verse afectada por esfuerzo, entender instrucciones y condiciones clínicas agudas; no es adecuada en ciertos estados de salud severos sin supervisión.