refractarias

Las refractarias, también conocidas como materiales refractarios, son materiales capaces de mantener sus propiedades mecánicas y químicas a altas temperaturas y en ambientes agresivos. Su principal función es proteger estructuras y equipos expuestos a calor intenso, escorias y gases corrosivos, manteniendo la integridad dimensional y el rendimiento del proceso.

Se clasifican según la forma y el uso. Los ladrillos refractarios son componentes estructurales que pueden estar hechos de alúmina, magnesia, sílice o mullita, entre otros. Los refractarios monolíticos, como concretes y morteros refractarios, se aplican sin juntas para formar un revestimiento continuo. Existen también refractarios aislantes, diseñados para reducir la conductividad térmica mediante estructuras ligeras y porosas, y refractarios de fibras, que proporcionan aislamiento y resistencia mecánica en accesorios y mantos.

Las propiedades clave de los refractarios incluyen una alta refractariedad o punto de fusión, resistencia a la corrosión y ataque químico por escorias, estabilidad dimensional a altas temperaturas, y, dependiendo de la aplicación, resistencia al choque térmico y a la carga mecánica (resistencia bajo carga, RUL). La porosidad y la conductividad térmica influyen en el aislamiento y la eficiencia energética.

Las materias primas comunes son la alúmina (Al2O3), magnesia (MgO), sílice (SiO2), caolín, bauxita, dolomita y chamota. Los procesos de fabricación abarcan la producción de ladrillos, morteros y concretes refractarios, así como métodos monolíticos como vertido, gunitado o vibrocompresión.

Se utilizan ampliamente en siderurgia, cemento, vidrio, cerámica, incineración y otros hornos industriales, donde soportan temperaturas superiores a 1000 °C y ambientes corrosivos.