interoperabilidad

La interoperabilidad es la capacidad de que diferentes sistemas, organizaciones y redes intercambien datos y utilicen servicios de manera eficaz sin requerir adaptaciones ad hoc. Se aplica a nivel técnico, semántico y organizativo, con el objetivo de facilitar la cooperación entre actores y sectores diversos.

Las dimensiones clave son la técnica, la semántica y la organizativa. La dimensión técnica abarca estándares, formatos de datos, interfaces y APIs; la semántica se refiere a un significado compartido mediante vocabularios y ontologías; y la organizativa contempla gobernanza, procesos y acuerdos de intercambio, así como el cumplimiento de normas y políticas. La interoperabilidad exige armonizar conceptos, estructuras de datos y procedimientos entre diferentes actores.

Entre enfoques y tecnologías se encuentran la adopción de estándares abiertos, formatos de datos comunes, APIs seguras y modelos de datos estandarizados. En áreas específicas destacan iniciativas como HL7 FHIR en salud, marcos de interoperabilidad en la Administración Pública y arquitecturas de referencia. La interoperabilidad también se apoya en APIs, gestión de servicios, y, a nivel semántico, en ontologías y vocabularios compartidos, utilizando tecnologías como JSON, XML, REST y, en ciertos casos, SOAP.

Beneficios y retos: la interoperabilidad mejora la eficiencia, la continuidad de servicios y la toma de decisiones basada en datos, y facilita la prestación de servicios transfronterizos y transsectoriales. Entre los retos figuran sistemas legados, proliferación de estándares no compatibles, costos de implementación, riesgos de seguridad y privacidad, y la necesidad de una gobernanza y regulación adecuadas.

Contextos típicos incluyen la administración pública digital, la salud, las finanzas, la energía, el transporte y las ciudades inteligentes. Los esfuerzos suelen apoyarse en marcos de interoperabilidad y certificaciones para asegurar la compatibilidad entre actores y sistemas.