dermatoscópica

La dermatoscopia o dermatoscópica es una técnica no invasiva que utiliza un dermatoscopio para ampliar y facilitar la visualización de estructuras de la piel que no son visibles a simple vista. A través de esta herramienta, se pueden observar patrones y detalles subsuperficiales en lesiones pigmentadas y no pigmentadas, lo que ayuda a la identificación y caracterización de las mismas.

El dermatoscopio puede ser de contacto o no, y puede emplearse con iluminación no polarizada, polarizada o ambas. En la exploración se pueden usar interfaces (gel o aceite) para mejorar la aclaración de las estructuras. Las variantes modernas incluyen dispositivos conectados a teléfonos móviles. La técnica requiere estabilización de la imagen y, a menudo, la exploración de la lesión desde múltiples ángulos para apreciar la red pigmentaria, los glóbulos, las líneas de borde, las estructuras de regresión y la veil azul blanco, entre otros hallazgos.

La dermatoscopia se aplica especialmente en la evaluación de lesiones pigmentadas para distinguir nevos benignos de melanomas y otras neoplasias. Los patrones dermatoscópicos y las guías de interpretación (análisis de patrones, reglas ABCD, listas de criterios de melanoma y otros algoritmos) proporcionan una ayuda sistemática para decidir la necesidad de biopsia. Aunque mejora la precisión diagnóstica, no sustituye la biopsia cuando hay sospecha clínica de malignidad y requiere entrenamiento para reducir variabilidad entre observadores.

En conjunto, la dermatoscópica se ha convertido en una herramienta fundamental en dermatología clínica, favoreciendo una detección más temprana y una gestión más informada de las lesiones cutáneas.