antimaníaco

Un antimaníaco es un fármaco utilizado para tratar la manía y estabilizar el estado de ánimo en el trastorno bipolar. Aunque el término se aplica principalmente a los estabilizadores del ánimo, abarca también otros fármacos con efectos antimaníacos, como litio, valproato, carbamazepina y lamotrigina; además, algunos antipsicóticos atípicos (p. ej., quetiapina, olanzapina) se usan para episodios maniáticos y, en mantenimiento.

Los antimaníacos no actúan por un único mecanismo. El litio modula vías de señalización intracelular, el valproato potencia la inhibición gabaérgica, la lamotrigina reduce la liberación de glutamato y la carbamazepina estabiliza la membrana neuronal. Se emplean en episodios maníacos agudos y como tratamiento de mantenimiento en bipolar I y II. El inicio de efecto suele tardar días a semanas y la elección depende del perfil del paciente.

La seguridad y la monitorización son clave. El litio requiere mediciones periódicas de niveles en sangre, y vigilancia de función renal y tiroidea. Es estrechamente regulado en el rango terapéutico. Otros antimaníacos, como valproato o lamotrigina, presentan riesgos hepatotóxicos, teratogenicidad o erupciones; los antipsicóticos pueden causar efectos metabólicos. Se deben considerar contraindicaciones y ajustar dosis por edad, función renal e interacciones.

Historia. El litio fue descubierto como tratamiento para la manía a mediados del siglo XX y desde entonces ha sido un pilar del manejo del trastorno bipolar. Hoy, los antimaníacos siguen siendo parte esencial, complementados por psicoterapia y, cuando corresponde, otros fármacos para ansiedad o insomnio.