Hypertrophía

La hipertrofia, o hipertrofia tisular, es el aumento del tamaño de las células que componen un tejido u órgano, lo que provoca un incremento del volumen global sin un aumento significativo en el número de células. En humanos, es especialmente frecuente en el músculo esquelético y en el músculo cardíaco.

En el músculo esquelético, la hipertrofia surge principalmente por el aumento del tamaño de las fibras musculares en respuesta a cargas mecánicas repetidas, como sucede con el entrenamiento de resistencia. Las vías de señalización implicadas incluyen mTOR, IGF-1 y la reducción de la miostatina, que regula el crecimiento muscular. No implica un incremento en la cantidad de fibras.

En el corazón, la hipertrofia puede ser fisiológica o patológica. La hipertrofia fisiológica, típica de atletas, tiende a ser beneficiosa y reversible. La hipertrofia patológica, causada por hipertensión arterial, estenosis valvular u otras condiciones, suele asociarse al engrosamiento de la pared ventricular y puede afectar la función cardíaca a largo plazo, aumentando el riesgo de insuficiencia cardíaca y arritmias.

Las causas pueden ser funcionales o patológicas. En el músculo esquelético, la hipertrofia se debe al aumento de demanda funcional y al estímulo de entrenamiento; en el corazón, a carga de presión o a anomalías estructurales. También intervienen factores genéticos y metabólicos.

El diagnóstico se apoya en la historia clínica, exploración y pruebas de imagen, especialmente ecocardiografía y resonancia magnética para estimar la masa y el grosor de las paredes. El manejo se orienta a la causa subyacente: control de la presión arterial y corrección de valvulopatías; en músculo esquelético, entrenamiento de fuerza adecuado y nutrición. En ciertos casos se requieren fármacos para reducir la remodelación cardíaca y evitar complicaciones.