Amarillamiento

Amarillamiento es la manifestación de color amarillo en hojas u otros tejidos de una planta, resultado de la pérdida de clorofila o del desequilibrio pigmentario. Suele presentarse como decoloración progresiva y puede afectar a una parte de la planta o a toda la vegetación. Puede ser un cambio normal asociado al envejecimiento, pero cuando es patológico se debe a factores de distinta índole.

En cuanto a los patrones, el amarillamiento puede ser uniforme (toda la hoja o planta se vuelve amarilla) o interveinal (amarillamiento entre las venas con venas verdes), y puede iniciar en hojas viejas o jóvenes dependiendo de la causa. También puede ir acompañado de clorosis, reducción del crecimiento, necrosis o caída prematura de hojas.

Las causas son diversas y suelen agruparse en factores nutricionales, hídricos, ambientales y patógenos. Deficiencias nutricionales típicas incluyen nitrógeno (amarillamiento general), magnesio (amarillamiento entre las venas en hojas envejecidas) e hierro (interveinal en hojas nuevas). El riego inapropiado (sequía o exceso de agua) y el estrés por salinidad pueden provocar amarillamiento por estrés hidrico. Cambios de pH y mala disponibilidad de nutrientes también contribuyen. Entre las causas patógenas están virus, fitoplasmas y bacterias que afectan el sistema vascular, así como algunas enfermedades fúngicas o de la raíz que limitan la absorción.

El manejo se orienta a identificar la causa: realizar pruebas de suelo y tejido, ajustar riego y drenaje, corregir el pH, aplicar fertilizantes balanceados o micronutrientes cuando corresponda, controlar plagas y enfermedades y, en cultivo, seleccionar variedades resistentes. En muchos casos el amarillamiento es reversible si se corrige la causa subyacente.