monozigóticas

Las monozigóticas, también conocidas como gemelos monocigóticos, son aquellos individuos que se originan a partir de un único ovulo fecundado que se divide en dos embriones. Comparten casi todo su material genético y, por ello, son genéticamente idénticos. En la mayoría de los casos son del mismo sexo.

La división del cigoto ocurre en las primeras etapas del desarrollo embrionario. El momento en que ocurre la separación determina la estructura de las membranas y la placentación de los fetos. Si la división se produce entre los primeros 4 días tras la fecundación, se obtienen dos placentas y dos sacos amnióticos (díchorion-diamniónico). Si ocurre entre el día 4 y el 8, comparten una placenta pero tienen dos sacos amnióticos (monocchorion-diamniónico). Entre el día 9 y el 12, hay una sola placenta y una sola cavidad amniótica (monocchorion-monoamniótico). Una división muy tardía puede dar lugar a gemelos unidos (con 1 cuerpo compartido).

Frecuencia y relevancia clínica. Los gemelos monocigóticos se producen en aproximadamente 0,3-0,4% de los embarazos, y la tasa es relativamente constante. Los embarazos monocigóticos presentan riesgos específicos, especialmente cuando comparten una placenta, como el síndrome de transfusión fetofetal y otras complicaciones vasculares entre los fetos. Por ello, la monitorización obstétrica de estos embarazos suele ser más estrecha, con ecografías regulares para evaluar crecimiento y distribución de la placentación.

Diagnóstico y manejo. La zigosidad y la placentación se evalúan con ecografías tempranas; en algunos casos pueden requerirse pruebas de ADN para confirmar la identidad de los gemelos. El cuidado obstétrico se orienta a detectar complicaciones, ajustar el plan de parto y, cuando corresponde, decidir la vía de nacimiento según las condiciones placentarias y la salud de cada feto.