intervencionismo

El intervencionismo es una corriente de política pública que defiende la intervención deliberada del Estado en la economía, la sociedad y, en ocasiones, en la política internacional, con el objetivo de corregir fallos del mercado, promover el bienestar general y garantizar la estabilidad económica y social. Este enfoque abarca tanto intervenciones internas, como políticas de gasto y regulación, como intervenciones externas, como acciones diplomáticas, humanitarias o militares. En el plano doméstico, el intervencionismo se manifiesta a través de la política fiscal y monetaria coordinada, la regulación de mercados, la creación o apoyo a empresas públicas, subsidios sectoriales, protección social y planes de desarrollo industrial. Históricamente ha sido central en el dirigisme francés, en el marco del Estado de bienestar de posguerra en Europa y en las economías socialdemócratas, que buscaban empleo pleno, crecimiento sostenido y mayor equidad. La intensidad de estas intervenciones varía según el país y la época, y con frecuencia se combina con elementos de liberalización en otros ámbitos. En el ámbito internacional, el intervencionismo puede implicar alianzas estratégicas, intervención militar, misiones de paz, sanciones, ayudas condicionadas y cooperación económica para influir en otros estados o en la seguridad colectiva. Sus justificaciones suelen incluir la defensa de la seguridad nacional, la protección de derechos humanos, la estabilización regional o el impulso al desarrollo. Las decisiones de intervención suscitan debates sobre soberanía, legitimidad, costos y eficacia. Las críticas señalan que el intervencionismo puede generar ineficiencias, distorsionar incentivos y fomentar el gasto público excesivo o la captura de políticas por intereses particulares. Sus defensores sostienen que, ante fallos de mercado, externalidades o crisis, la intervención pública puede reducir la pobreza, estabilizar precios y apoyar inversiones en bienes públicos. En la economía contemporánea, la mayoría de los países adoptan enfoques mixtos que combinan estrategias de mercado con intervenciones selectivas. En política exterior, el intervencionismo sigue siendo objeto de intensas discusiones sobre el equilibrio entre soberanía y responsabilidad humanitaria.