impulsividad

La impulsividad es la tendencia a actuar con poco análisis previo o sin considerar adecuadamente las consecuencias de las acciones. En personas sanas puede manifestarse como dificultad para posponer la gratificación; en contextos clínicos, la impulsividad puede ser un rasgo persistente o un estado transitorio asociado a un trastorno.

Las manifestaciones se suelen clasificar en impulsividad motora (responder de inmediato sin pensar), impulsividad cognitiva (tomas de decisiones apresuradas o pensamiento acelerado) y, a veces, impulsividad afectiva (reacciones emocionales intensas que llevan a acciones precipitadas).

Se evalúa mediante instrumentos como la Barratt Impulsiveness Scale (BIS-11), la escala UPPS-P y tareas de demora de recompensa (delay discounting). En neurobiología, la impulsividad se relaciona con la función del lóbulo prefrontal, especialmente la corteza prefrontal ventromedial y el giro parietal; neurotransmisores dopamina y serotonina están implicados.

La impulsividad está asociada con trastornos como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastornos por uso de sustancias, trastornos de control de impulsos (juego patológico, cleptomanía, entre otros), y en fases agudas de trastornos del ánimo; también puede aparecer en ciertos rasgos de personalidad. Factores genéticos y ambientales contribuyen.

Las intervenciones incluyen psicoterapia ( CBT, entrenamiento en control de impulsos, mindfulness), estrategias conductuales para reducir conductas impulsivas y tratamiento de la condición subyacente. En el TDAH, los estimulantes pueden disminuir la impulsividad; en otros trastornos se emplean enfoques farmacológicos y psicosociales.