galvanizadas

Las galvanizadas son piezas o estructuras revestidas con zinc para protegerlas de la corrosión. El recubrimiento de zinc actúa como barrera física y, en presencia de humedad, ofrece protección catódica al acero, reduciendo la tasa de oxidación y aumentando la vida útil de la pieza.

Los métodos más comunes son el galvanizado en caliente por inmersión en zinc fundido y el galvanizado electroquímico (electrogalvanizado). En el galvanizado en caliente, las piezas se limpian y desengrasan, se eliminan óxidos y se inmersionan en zinc líquido a aproximadamente 450 °C, formando una capa adherente que incluye una zona de aleación Zn-Fe. El espesor típico varía según normas y uso, pero suele estar entre 50 y 200 micrómetros. En el electrogalvanizado, se depositan capas de zinc por electrodeposición, con espesores más controlados y menores, típicamente de 5 a 25 micrómetros, adecuadas para piezas pequeñas o requieren acabados superficiales muy uniformes.

Ventajas y desventajas: la galvanización ofrece durabilidad alta y protección prolongada frente a la intemperie y a la corrosión marina, con mantenimiento relativamente bajo. Es eficaz en aplicaciones estructurales y de fabricación en serie, pero el recubrimiento puede astillarse si se somete a impactos fuertes o recortes; una reparación completa puede requerir reacondicionamiento o recubrimiento adicional. En ambientes agresivos, espesores mayores o recubrimientos complementarios pueden ser necesarios.

Aplicaciones típicas: estructuras y tuberías metálicas, vallas, mallas, herramientas y clavos galvanizados, postes y componentes automotrices. Normas relevantes incluyen ISO 1461, EN ISO 1461 y ASTM A123/A123M, ASTM A153/A153M.

Reciclaje y medio ambiente: el zinc es reciclable y el proceso de galvanizado debe gestionarse para minimizar residuos y emisiones, cumpliendo normativas de seguridad y medio ambiente.