deshidratados

Deshidratados es el término que se aplica a alimentos a los que se les ha eliminado la mayor parte de su agua mediante procesos de deshidratación, con el fin de prolongar la vida útil, facilitar el almacenamiento y reducir peso y volumen. La baja humedad inhibe el crecimiento de microorganismos y la actividad enzimática.

Métodos comunes incluyen deshidratación al sol, al aire o en hornos y deshidratadores eléctricos; la liofilización (congelación y sublimación) también se usa para ciertos productos. Antes de deshidratar, se limpian, se trocean en tamaños uniformes y se aplican pretratamientos como escaldado o recubrimientos para disminuir pérdidas de color y oxidación. Se controla temperatura y tiempo para conservar sabor y nutrientes.

El objetivo es lograr un contenido de humedad bajo y estable; en términos técnicos, una baja actividad de agua (aw) que dificulte el crecimiento microbiano. Los deshidratados se almacenan en envases herméticos, protegidos de la luz y la humedad. En algunos productos se añade sal, azúcar u otros condimentos.

Usos: snacks, ingredientes para cocinar o para llevar. En cocina, pueden rehidratarse en agua caliente o añadirse directamente a guisos. Nutricionalmente, la deshidratación concentra calorías, azúcares y minerales; la retención de vitaminas varía según alimento y método.

Seguridad: la deshidratación reduce, pero no elimina, el deterioro. Vigilar signos de moho, olores extraños o cambios de color. Mantener recipientes limpios y secos, y consultar fechas de caducidad. En muchas jurisdicciones, los deshidratados deben cumplir normas de etiquetado y seguridad alimentaria.