cercos

Los cercos son estructuras o elementos que delimitan y protegen un espacio. Sirven para marcar límites, contener ganado, proporcionar privacidad o seguridad, y evitar accesos no autorizados. Pueden ser naturales, como un seto denso, o artificiales, como vallas de madera, alambre, piedra o metal. En agricultura y ganadería, los cercos definen potreros y controlan el paso de animales.

Clasificación habitual: cercos vivos, que consisten en setos o plantas que forman una barrera; cercos muertos, construidos con postes y materiales como madera, piedra, metal o malla; y cercos mixtos, que combinan elementos naturales y estructurales. También existen cercados urbanos o de jardín, destinados a la privacidad, la estética y la seguridad.

En la historia y la milicia, el término cerco se emplea para describir la línea de rodeo o asedio que rodea una plaza fortificada; en ese sentido, el cerco puede referirse tanto a la acción de cercar como a la defensa o a la infraestructura defensiva resultante. En contextos modernos, la instalación de cercos suele estar regulada por normativas de urbanismo, propiedad y seguridad, y requiere mantenimiento periódico.

El mantenimiento de cercos incluye revisar la estabilidad de postes, reparar o reemplazar secciones dañadas, tensar alambres y controlar el crecimiento de la vegetación para evitar debilitamiento o penetración no deseada. En conjunto, los cercos cumplen funciones de delimitación, protección y gestión del acceso, adaptándose a usos rurales, urbanos e históricos.