aclimatación

La aclimatación, en biología, es el conjunto de cambios fisiológicos, conductuales o morfológicos que permiten a un organismo funcionar mejor cuando se expone a condiciones ambientales nuevas. Estos ajustes se producen en días o semanas, suelen ser reversibles y no implican cambios genéticos heredables. Se aplica a variaciones como temperatura, altitud, humedad, luz o fotoperiodo.

En humanos, la aclimatación a la altura implica aumentar la ventilación y adaptar el metabolismo; con el tiempo pueden producirse cambios en la regulación del equilibrio ácido-base y, en situaciones crónicas, un incremento de la producción de glóbulos rojos y ajustes cardíacos. Ante temperaturas extremas, pueden modificarse la tasa de sudoración, la redistribución de la sangre y la tolerancia al calor o al frío. Estas respuestas buscan mantener el rendimiento y evitar daños por estrés ambiental.

En plantas y otros organismos, la aclimatación implica ajustes en procesos como la fotosíntesis, la conductancia estomatal, la pigmentación y la tolerancia a la sequía, el frío o la sombra. En animales, puede haber cambios en la frecuencia respiratoria, el gasto cardíaco o el comportamiento para reducir la exposición al estrés ambiental. En general, estos cambios son adaptativos para mantener funciones vitales ante condiciones variables.

La aclimatación se distingue de la adaptación: la primera es una respuesta rápida y reversible a un entorno cambiante, mientras la segunda es un cambio evolutivo heredable que se produce a lo largo de generaciones.

En la práctica, la aclimatación es relevante para viajar, practicar deportes en altitud o trabajar en climas extremos. Estrategias como ascensos progresivos, entrenamiento en entornos controlados y manejo adecuado de la exposición ayudan a reducir el riesgo de efectos adversos asociados.