palmeras

Las palmeras son plantas de la familia Arecaceae, que agrupa a cientos de especies nativas de las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Son monocotiledóneas perennes que suelen presentar un tronco único, recto o arqueado, corona de hojas grandes que pueden ser palmeadas (de forma abanico) o pinnadas (con folíolos dispuestos a lo largo de un pecíolo). La mayoría de las especies florecen en inflorescencias conspicuas y producen frutos drupáceos, como cocos, dátiles o frutos pequeños, que pueden dispersarse por viento, agua o animales.

La diversidad es alta: ejemplos emblemáticos incluyen Cocos nucifera (coco), Phoenix dactylifera (dátil), Elaeis guineensis (aceite de palma), Washingtonia robusta (palma de abanico) y Sabal spp. (sabales). Las palmeras ocupan hábitats que van desde selvas tropicales hasta desiertos costeros; muchas toleran suelos pobres, pero requieren buen drenaje y, en climas templados, protección frente a heladas.

Usos y valor: ornamental, paisajismo y restauración de costas. Sus frutos y semillas son fuente de alimento en diversas culturas, y algunas especies proporcionan aceite, madera o fibras. En ecosistemas, las palmeras contribuyen a la estructura del sotobosque, ofrecen hábitat y ayudan a estabilizar suelos.

Conservación: varias especies están amenazadas por la deforestación, la sobreexplotación y la introducción de plagas. La gestión sostenible, la reproducción en vivero y la regulación de la extracción son claves para su preservación. En resumen, las palmeras son plantas adaptables y culturalmente significativas, con roles ecológicos importantes y un alto grado de diversidad.