musculoesqueléticos

El término musculoesqueléticos se utiliza para referirse al sistema musculoesquelético, que integra los músculos, los huesos, las articulaciones y el tejido conectivo asociado (tendones, ligamentos y cartílagos). Este sistema proporciona soporte estructural, permite el movimiento, protege órganos vitales, almacena minerales y participa en la hematopoyesis a través de la médula ósea.

El sistema está compuesto por músculos esqueléticos que generan la fuerza para la locomoción y la postura, un esqueleto que ofrece soporte y marco, y articulaciones que permiten la movilidad. El cartílago reduce la fricción en las articulaciones, los tendones conectan músculo con hueso y los ligamentos estabilizan las articulaciones. La homeostasis mineral, especialmente de calcio y fósforo, es una función clave del esqueleto.

El desarrollo y mantenimiento implican crecimiento, remodelación ósea y adaptación muscular frente al ejercicio. Con la edad pueden ocurrir cambios como sarcopenia y osteoporosis, aumentando el riesgo de fracturas y limitaciones funcionales. La nutrición, la actividad física y la genética influyen en la salud musculoesquelética.

Las condiciones musculoesqueléticas incluyen enfermedades degenerativas, inflamatorias y traumáticas. Entre las más comunes figuran la osteoartritis, la osteoporosis, el dolor lumbar y las fracturas; también se mencionan tendinopatías, escoliosis y distrofias musculares. El diagnóstico se realiza mediante historia clínica, examen físico y pruebas de imagen (rayos X, resonancia magnética, tomografía) y, a veces, pruebas de laboratorio.

El tratamiento suele combinar fisioterapia y ejercicios terapéuticos, analgésicos y antiinflamatorios, y, en casos, fármacos específicos o intervención quirúrgica. La rehabilitación es central para la recuperación funcional y la mejora de la calidad de vida.