interseccionales

Interseccionales, o enfoques interseccionales, son marcos analíticos que estudian cómo se cruzan identidades sociales—como género, raza, clase, sexualidad, discapacidad y nacionalidad—con estructuras de poder para producir experiencias de opresión, privilegio y agencia. El concepto se popularizó a partir de los trabajos de Kimberlé Crenshaw a finales de los años 1980, para mostrar que las desigualdades no pueden entenderse plenamente si se analizan de forma aislada. Después ha sido desarrollado por diferentes académias y movimientos sociales, que destacan la interdependencia de categorías y la multiplicidad de formas de discriminación.

Las ideas clave de los enfoques interseccionales incluyen la idea de que no existe una jerarquía única de opresión: las identidades y las instituciones se influyen mutuamente, generando experiencias únicas para cada persona en función de sus combinaciones de identidades. También subrayan que las estructuras sociales, como el lugar de trabajo, la ley o el sistema educativo, producen y mantienen desigualdades a través de múltiples e interconectadas dimensiones de poder.

Las aplicaciones de lo interseccional abarcan investigación académica, políticas públicas, servicios comunitarios y prácticas institucionales. Se utiliza para analizar desigualdades complejas en áreas como salud, educación, empleo y justicia, y para diseñar intervenciones que consideren múltiples identidades y contextos. Entre críticas se señalan la complejidad metodológica y el riesgo de generalizar o diluir categorías si no se trata con rigor contextual. Aun así, sirve como herramienta para promover enfoques más inclusivos y sensibles a la diversidad.