contraseñas

Las contraseñas son cadenas de caracteres utilizadas para verificar la identidad de una persona ante un sistema o servicio digital. Su función es permitir el acceso autorizado a cuentas, perfiles y datos, y suelen ser la primera línea de defensa frente a intrusiones. En la mayoría de sistemas modernos, la contraseña no se almacena en claro; se guarda como un hash criptográfico acompañado de una sal para dificultar ataques de fuerza bruta y de reutilización.

Cuando se transmiten, las contraseñas deben protegerse mediante conexiones seguras, como TLS, para evitar que terceros las intercepten durante el inicio de sesión. Para gestionar correctamente las contraseñas, es importante no reutilizarlas entre servicios y crear claves largas y complejas que sean difíciles de adivinar. Una práctica común es usar frases de paso que combinen palabras, números y símbolos, o combinar palabras de forma inesperada siguiendo una idea memorable.

Las contraseñas pueden verse comprometidas por ataques de fuerza bruta, stuffing de credenciales, phishing o malware. Por ello, es recomendable complementar el uso de contraseñas con la autenticación de múltiples factores (MFA), que exige un segundo elemento de verificación, como un código temporal, una clave de hardware o una notificación de aprobación.

Para la gestión, se sugiere usar un administrador de contraseñas que genere y almacene de forma segura contraseñas únicas para cada servicio. Activar alertas de inicio de sesión sospechoso, evitar compartir contraseñas y establecer políticas claras de recuperación de cuentas contribuyen a la seguridad general.

En la actualidad, existen enfoques que reducen la dependencia de contraseñas tradicionales, como autenticación sin contraseña y llaves de seguridad biométrica o de hardware.