battericida

Un agente bactericida es aquel capaz de matar bacterias. A diferencia de los bacteriostáticos, que inhiben el crecimiento sin matar de inmediato, los bactericidas producen la muerte celular irreversible bajo condiciones adecuadas. En microbiología clínica, la eficacia bactericida se evalúa mediante pruebas de concentración inhibitoria mínima (MIC) y concentración bactericida mínima (MBC).

Los mecanismos de acción son variados: pueden interferir con la síntesis de la pared celular (por ejemplo, los antibióticos beta-lactámicos y los glicopéptidos), dañar la membrana celular (algunos lipopeptidos y agentes desinfectantes), o inhibir o dañar el ADN y la síntesis de proteínas. Muchos fármacos antibacterianos son bactericidas para ciertos organismos, pero pueden no serlo para otros o presentar actividad bactericida a altas concentraciones. El espectro puede ser amplio o estrecho y depende del microorganismo y de las condiciones en las que se utiliza.

Además de los fármacos, varios desinfectantes y esterilizantes son bactericidas, como el alcohol, el hipoclorito de sodio y el peróxido de hidrógeno. En entornos clínicos y de laboratorio, la distinción entre bactericida y bacteriostático es relevante para elegir la estrategia terapéutica.

El uso indiscriminado o inadecuado puede favorecer la resistencia bacteriana. Aunque en muchos escenarios la bactericidad es deseable, la elección entre bactericida y bacteriostático depende del tipo de infección, del estado del paciente y del microorganismo involucrado.