anfipatía

La anfipatía, también denominada anfipaticidad, es la propiedad de ciertas moléculas de poseer simultáneamente regiones hidrofílicas y hidrofóbicas. Este rasgo permite que las moléculas interactúen con entornos polares (como el agua) y con entornos no polares (como aceites o membranas lipídicas).

Las moléculas anfipáticas suelen organizarse en estructuras características cuando se encuentran en disoluciones acuosas. En particular pueden formar micelas, bicapas lipídicas y vesículas, orientando sus partes hidrofílicas hacia el medio acuoso y sus regiones hidrofóbicas hacia el interior o hacia interfaces. Esta capacidad de autoensamblaje es fundamental en biología y tecnología.

Ejemplos típicos incluyen los tensioactivos, que poseen una cabeza polar y una cola apolar, y los fosfolípidos, componentes principales de las membranas celulares. También existen péptidos anfipáticos, compuestos por secuencias de aminoácidos con zonas hidrofílicas y hidrofóbicas que facilitan su interacción con membranas y su tránsito a través de ellas.

Medición y conceptos relacionados: la balanza hidrofílica-lipofílica (HLB) describe la afinidad de un tensioactivo por la fase acuosa frente a la grasa, mientras que el logP estima la hidrofobicidad de una molécula. En tensioactivos, la concentración micelar crítica (CMC) es el umbral a partir del cual se forman agregados estables.

La anfipatía es relevante en biología, medicina y materiales, influyendo en la estructura de membranas, en el diseño de sistemas de entrega de fármacos y en la síntesis de materiales autoensamblables.