sinfonía

Una sinfonía es una composición musical de gran envergadura escrita principalmente para orquesta sinfónica. El término proviene del griego symphonia, que significa “consonancia de sonidos”. En español se usa desde el siglo XVIII para designar obras extensas de carácter instrumental orquestal, habitualmente estructuradas para ser escuchadas como una unidad narrativa o arquitectónica.

En la forma más común, una sinfonía consta de cuatro movimientos: un allegro inicial de intensidad, un movimiento lento, a veces en forma de ternaria o variada, un scherzo o minueto en tiempos ternarios y un final rápido. En muchas de las épocas clásicas y románticas se utiliza la forma sonata para el primer movimiento, que desarrolla dos o más temas en torno a una tonalidad fundamental. La orquestación típica incluye cuerdas, maderas, metal y percusión, y su timbre puede variar desde lo sobrio a lo grandioso.

Desarrollada durante el siglo XVIII por autores como Haydn, Mozart y Beethoven, la sinfonía alcanzó su mayor expansión en el siglo XIX con compositores como Schubert, Brahms, Tchaikovsky y Mahler. En el siglo XX surgieron enfoques más diversos, con exploraciones de forma, tonalidad y técnica orquestal por compositores como Shostakovich, Prokófiev, Stravinski y Debussy, entre otros. Cabe señalar la existencia de la sinfonía concertante, una forma que combina características del concierto con solistas destacados frente a la orquesta.

Hoy, el término sigue usándose para designar grandes obras orquestales, aunque algunos compositores han escrito piezas de similar alcance que quedan fuera de la tradición sinfónica. Ejemplos notables son las sinfonías de Haydn, la Novena de Beethoven y las últimas sinfonías de Mahler y Shostakovich, que revelan la evolución del género desde la claridad clásica hasta la ambición expresiva moderna.