repintado

Repintado es la acción de aplicar una capa de pintura sobre una superficie para renovar su aspecto, protegerla o corregir daños. El término se utiliza en distintos sectores, como la automoción, la construcción, la carpintería y la restauración de arte y objetos, y puede referirse a un repintado total o a retoques parciales.

En automoción, el repintado implica limpieza, reparación de defectos de la carrocería, lijado, aplicación de una imprimación, capas de color y un recubrimiento protector. En edificios y estructuras, se realiza para conservar fachadas, eliminar manchas o actualizar colores, con preparación de superficies, eliminación de pintura existente, selladores y pinturas resistentes a la intemperie. En muebles y carpintería, el objetivo es lograr acabados estéticos o de protección, ajustando técnicas de lijado y elección de barnices o lacas.

El proceso general suele incluir: evaluación de la superficie, limpieza y desengrase; reparación de daños; lijado y acondicionamiento; aplicación de imprimante o sellador; capas de color y, cuando procede, una capa de acabado o barniz; y tiempo de curado entre capas. Las técnicas varían según el soporte y el entorno.

Materiales y técnicas dependen del proyecto. Las pinturas pueden ser acrílicas, esmaltes, poliuretanos o epóxicas; se usan imprimadores y capas intermedias según se requiera. Los acabados pueden ser mates, satinados o brillantes; en automoción, a menudo se añade un recubrimiento claro para protección y brillo.

Entre los factores a considerar están la compatibilidad de materiales, la preparación adecuada, la coincidencia de color, la seguridad y ventilación, y las consideraciones ambientales. En superficies antiguas pueden existir pinturas con plomo; su retirada exige medidas de protección y cumplimiento normativo. El repintado busca prolongar la vida útil de la superficie y mejorar su apariencia, con costos y tiempos variables según el alcance.