diáconos

Los diáconos son ministros ordenados en varias tradiciones cristianas, cuyo nombre proviene del griego diakonos, que significa servidor o ministro. El cargo se originó en la Iglesia primitiva como un servicio práctico a la comunidad, para atender a necesidades caritativas y administrativas, y con el tiempo adquirió funciones litúrgicas y pastorales.

En la Iglesia Católica, el diácono puede ser transitorio (preparándose para el sacerdocio) o permanente. Fue restaurado como estado de vida por el Concilio Vaticano II en 1967. Sus funciones incluyen servir en la liturgia, proclamar el Evangelio y, con permiso, predicar; administrar el Bautismo, presidir matrimonios y funerales, y distribuir la Sagrada Comunión. No pueden consagrar la Eucaristía ni absolver pecados. La ordenación diaconal está reservada a hombres.

En la Iglesia Ortodoxa, el diácono es un clero ordenado que asiste al sacerdote y al obispo durante la liturgia, proclama el Evangelio y coordina servicios de caridad y liturgia de la Palabra. Los diáconos suelen ser hombres; en algunas tradiciones pueden estar casados si ya lo estaban antes de la ordenación. El diaconato es un grado distinto del sacerdotal y, aunque forma parte del clero, no implica automáticamente la ordación sacerdotal.

En muchas iglesias protestantes, el diaconado es un oficio de servicio orientado a la ayuda comunitaria y la administración de recursos y obras de caridad. En tradiciones como la Iglesia Anglicana y la Lutera, existen diáconos y diaconisas y pueden ser hombres o mujeres según la jurisdicción; en otras Iglesias, el diaconado enfatiza el servicio sin un sacerdocio equivalente.