Propelentes

Propelentes son sustancias o sistemas diseñados para generar empuje expulsando gases a alta velocidad, permitiendo el movimiento de cohetes, artillería o vehículos. En la ingeniería aeronáutica y aeroespacial, se dividen principalmente en propelentes químicos (solidos, líquidos e híbridos) y en sistemas de propulsión no químicos.

Propelentes químicos sólidos: consisten en una mezcla de combustible y oxidante compacta en un único sólido. Son estables, densos y fáciles de almacenar, con activación rápida. Sus desventajas incluyen control limitado de la combustión y menor rendimiento específico en comparación con los sistemas líquidos.

Propelentes químicos líquidos: emplean dos sustancias, oxidante y combustible, que se inyectan y se combinan en la cámara de combustión. Ofrecen alto rendimiento y control (apago, regulación de impulso), pero requieren infraestructura compleja de almacenamiento, manejo y seguridad.

Propelentes químicos híbridos: combinan características de sólidos y líquidos, por ejemplo, un combustible sólido y un oxidante líquido, o una configuración diseñada para mejorar seguridad y rendimiento. Su implementación es más simple que la de propelentes líquidos, con un rendimiento intermedio.

Sistemas no químicos: la propulsión eléctrica acelera un gas inerte mediante campos eléctricos, logrando alta eficiencia en empuje con bajas cargas de energía. La propulsión térmica o nuclear usa calor para convertir un propelente en gas a alta velocidad, en contextos especializados.

Historia y uso: los propelentes químicos han impulsado la exploración espacial desde mediados del siglo XX y siguen siendo la base de cohetes y artillería. Seguridad, manejo y regulaciones son aspectos clave en su uso y almacenamiento.